27.5.07



"De pronto uno se aleja
de las imágenes queridas
amiga
quedas frágil en el horizonte
te he dejado pensando en muchas cosas
pero ojalá pienses un poco en mí

vos sabés
en esta excursión a la muerte
que es la vida
me siento bien acompañado
me siento casi con respuestas
cuando puedo imaginar que allá lejos
quizá creas en mi credo antes de dormirte
o te cruces conmigo en los pasillos del sueño

está demás decirte que a esta altura
no creo en predicadores ni en generales
ni en las nalgas de miss universo
ni en el arrepentimiento de los verdugos
ni en el catecismo del confort
ni en el flaco perdón de dios

a esta altura del partido
creo en los ojos y las manos del pueblo
en general
y en tus ojos y tus manos
en particular."

Mario Benedetti


¿Dónde estás ahora que no estás?

¿Dónde estás, de este increíble mundo, dónde?

¿Dónde estás?

¿Dónde?

¿Dónde estás hoy, que aprendí a mirar lo que llevas detrás de los ojos?

¿Dónde estás, hoy que parece tarde, hoy que nunca será tarde?

¿Dónde?


Pst.... Pst..... Pst......... Pst.......................



La sonrisa, todas las sonrisas.

y debajo, la timidez pesada como el carbón y la grava. Sin ver, sin verse. Bajo el sombrero y detrás de las manos guarda al fin la intimidad en su mejor escondite... los ojos cerrados.

Correteo sobre el chapopote, ¿a dónde he de llegar?

Pling, plong, plung, plang....

Correteo sobre el pavimento fresco, ardiendo, humeante. Hierven los pies. ¿A dónde he de llegar?

Pling, plong, plung, plang....

La mirada.
Ahí.

En el fondo.
Ahí.

La carretera.

26.5.07



Veo varias visiones vertiginosas de voraces ventarrones que voltean viejos valores vulnerables y dan vida a vivencias aventuradas… vienes?

25.5.07



Branford Marsalis Quartet,
Dimitriou´s Jazz Alley, Seattle. Mayo 2007.



Llegamos.

No sé en verdad cómo, pero llegamos. Y tomamos asiento. Algo de tomar y una pasta. El otro día pensaba acerca de la relación entre la comida y la música. Qué comer en un concierto de jazz, qué comer en uno de fados o de blues, de tango, de rock, de country. ¿Qué comer para la ocasión? ¿A quién se le ocurre una idea?

Yo pedí una pasta. Me supo demasiado bien tras la prisa y el trayecto, milagroso, en tren.

El lugar no era pequeño pero no perdía el sentido de intimidad. Un escenario no muy grande y poca luz. Anunciaron al cuarteto. Aplausos.

No dijeron mucho. Tocaron. Y tocaron mucho. Algunas clásicas y otras bastante nuevas. Fue un concierto emocionante, con piezas largas, una y otra, mezclándose, regresando, en tono, corriendo tras él. En el umbral del escándalo, en la sutileza del silencio. Cada pieza, cada parte, cada uno.

Good night, Seattle.

24.5.07




"El agua nos llegó hasta las narices, Evaristo, mira", le dije.

"Ahora nomás va a ser cosa de ponerse a nadar", me respondió.

"Pero mira la niebla..." estaba a punto de decir cuando lo vi echarse el clavado fuera de la canoa, o lo que quedaba de ella.

"Aaaaaaaaah!!!", gritó con una sonrisa. Su frente estaba sangrando.

Ya habíamos llegado a la orilla.

"Aviéntame la cuerda!", alcanzó a decir, antes de caer desmayado por el golpe.












Hay quien asegura
con científica certeza
que las enfermedades peores
que acechan al hombre
en estos días extraños,
son el Cáncer o el Sida.

Se dice,
con la misma certeza,
que el cuerpo va de a poco
deshaciéndose en pedazos
la garganta,
el intestino,
las manos.

El mundo destruido
trozo a trozo.

Yo lo niego.

La peor,
la más infame y contagiosa,
la más destructiva enfermedad
de todas
ha sido,
y es
hasta hoy
la sordera.