31.12.08



Él veía cómo todos tomaban los ladrillos alrededor.

y sonreía.

hasta que un día tomó un ladrillo, pensó en el sitio donde sería mejor ponerlo y justo ahí lo dejó. con una intención clara y concreta, lo puso junto a una barda, y bajo un árbol o en un risco e inclusive lo acomodó en el tercer piso de un hogar en construcción.

sonreía porque era el inicio de su camino.

y sonreía mucho.

muchísimo.

23.12.08



Feliz Hoy.

Quienquiera que seas, Dondequiera que estés.



y muy, muy Feliz.

14.12.08



Las guerras, las batallas, las luchas, las pugnas

terminan

y al final, luego del regreso triunfal de los soldados a casa

uno se hará jardinero
otro empresario
otro beisbolista
otro cuidará a su madre enferma

y uno más, quizá, se hará guerrero.

buscará en cada esquina a su cuadrilla y en cada diálogo su manifiesto

intentará que otros entiendan sus razones, que las abracen, que las protejan

un día defenderá la importancia de las ideologías

o tal vez más de un día

pero luego querrá saber qué se siente ser jardinero, o empresario, o beisbolista

lo probará todo, cada cosa, cada posibilidad
hasta que amanezca cansado
con ganas de regresar,
ahora sí,
a casa

y llegará a una casa sin madre ni padre
sin hermanos
sin hijos

y entonces sí, sabrá que una lucha tiene sentido

pero nunca más le llamará así.

13.12.08



no cholos
no armas
no drogas
no menores licores

Ahí, pa que veas, sólo hay gente bonita que toma mayores licores.

páaaaasele a lo barrido!!!


niña, vías de tren, estación, bangladesh.

10.12.08



Hace unos meses amanecí en un ático en Amsterdam.

Amanecí como la primera vez y me llené de risas. Todo se fue haciendo de pequeñas pero profundas certezas. No había muchos deseos ni requerimientos. Había una cantidad tal de presente que cualquiera se podría atragantar de lo lindo. Yo me atraganté y me fascinó.

Caminé por todos lados. Veía embobado las bicicletas. Me sorprendió la belleza, los callejones, la ciudadanía apropiada, el parque, la música. Todo. Quería estar ahí y ahí estaba. No había mucho más.

En la noche fui a un bar y este tal de la foto, cuyo nombre no recuerdo, tocaba su saxofón como si hubiera dejado prendida la estufa. Era desfachatado y brusco. No había serenidad.

Yo lo miré tranquilo, sin prisa. No necesitaba nada más.

y luego regresé acá.

Pocos días más tarde, salí con la intención de ver la belleza y los callejones y la ciudadanía apropiada y el parque y la música. Acabé en la Plaza de Santo Domingo en el concierto de un sujeto del que poco conocía: un tal Goran Bregovic.

Llovió y bailé. Bailamos.

y durante unos meses me llené de presentes, de pequeñas certezas, de risas, de ganas de no querer demostrar nada a nadie.

Me trepé en una habichuela hasta bien alto, y desde ahí, había veces en las que todo estaba claro y se veía hasta bien lejos.

pero orita, orita, orita... suena un saxofón en mi oído izquierdo, como para acordarse de un amanecer en Amsterdam y llenarse de risas.

2.12.08




Se me puso chinita la piel un instante. Luego, sentí la llovizna. Horas y días más tarde, se vino el huracán.

El huracán había estado guardado un rato, pero volvió a salir.

Ay que aletea por acá.

Ay que aletea por allá.


Uy que también da vuelcos de este lado.....


Pero al final todo se acomoda. Todo se habrá de acomodar (verdad que sí?)
A mi me toca, para eso, tomar mis decisiones.

If you build it, he will come.

21.11.08



Llegó noviembre a Huaquechula. Llegó hace un año y llegó otra vez ahora, hace poquísimos días.

La gente se preparó mucho para sus velorios. Prepararon grandes altares y trajeron todo lo que sus muertitos podrían querer. Éstos, glotones y hambrientos tras el ayuno, regresaron a comer y beber y fumar. Se empacharon y, pasadas unas horas, se fueron de vuelta al mundo de la ausencia.

Aquí se quedó la gente como la mamá que perdió un hijo o el hijo que perdió una mamá. Se quedaron frente al altar con la esperanza de que a su destinatario le haya agradado. Le dieron el regalo a sus muertitos con la esperanza de un día recibir algo igual cuando les llegue la hora del velorio.

A mí ayer me tocó asistir a algunos velorios. Físicos y emocionales. Uno vino acompañado de lágrimas. Otro, de un poco de indiferencia. El último vino lleno de la certeza de que así está mejor, muchísimo mejor. Y de que así todo queda bien acomodado.

Hoy desperté más ligero, y con ganas de decir algo a quien sigue aquí presente, lejos de entierros.

y lo dije, queriendo ser escuchado.

10.11.08



y volver a empezar la misma guerra...

9.11.08



Ciudad Juárez, Chihuahua.

Si preguntas, te dicen que mejor no salgas.

Quédese en su cuarto, te advierten.

Yo fui a dar un paseo y me encontré este camión. Desde ahí, en las afueras de la ciudad, donde está la montaña y está seco, seco, seco, se veía el otro lado de la frontera.

La frontera, la línea, el cruce...

Este camión, no pasa pa allá.

La mayoría de la gente, tampoco.

La frontera, la línea, el cruce...

30.9.08



Está toda la explicación histórica de las tribus y sus necesidades y sus lazos a fin de sobrevivir. Cazaban y se protegían y luchaban juntos contra las inclemencias de la terrible y hermosa prehistoria.

y luego fueron cambiando poco a poquito y mucho a muchote. Hoy, como en el primer día, vivimos dentro de nuestras tribus. Y hay tribus que como feroces guerreros nos ayudan a cazar el cheque a fin de mes, y otras tribus con las que comemos los domingos en conjunto.

Hay tribus para echarnos porras de que nuestro peinado emo salió de lujo y para reafirmar que no estamos solos en nuestra terrible lucha frente al mundo de los punks.

Hay tribus que nos piden rezar y rezar.

Otras cuantas, se amarran a los árboles para evitar que deforesten. Unas más paran carreteras para que no les toquen sus derechos laborales de pacotilla, adquiridos gracias a formar parte de sindicatos magisteriales de pacotilla.

A mí díganme lo que quieran....

pero hoy con tribu o sin tribu, nomás quiero bailar.

Hoy soy un trapecio bailador.

8.9.08




Los Trapos que hay que Lavar...

Tintoretto en realidad no se llamaba así. Se llamaba Jacopo Comin pero resulta que su papá era tintorero y le tocó de apodo ser "el pequeño tintorero", o sea, Tintoretto.

Él nunca fue docto en las labores de mantener la ropita bien planchada y acomodada en su lugar. La dejaba hecha trizas y, eso sí, magistralmente manchada.

Lo suyo, lo suyo fue pintar de luz otra tela y lo hizo bien, loco, apasionado, encerrado en su estudio sin que nadie se acercara. Tintoretto lavó sus trapos con pintura, desde dentro. Los lavó de colores que siguen limpiecitos hasta hoy. Limpios y estudiados, andados, incomprendidos, alabados. Se dice de su obra que es la que cerró el Renacimiento.

La verdad la referencia del nombre va para otro lado. Tintoretto es el eje vial que pasa aquí nomasito, a unas cuadritas de mi casa. Uno que ahora transito más, con los pies.

Ahora decidí caminar. También un poco de bicicleta. A veces un taxi. De pronto Metrobús. Entonces bajo al metro.

Voy a lavar unos trapos. Unos trapos urbanos. Como peregrino de la ciudad voy a darme un tiempo para caminarla, no para apabullarme con el volante. El que era mi coche ahora es de otro.

Yo voy a caminar para lavar unos trapos, unos enojos de tráfico, una desesperación de estacionamiento, un desencanto de encierro.

Voy a acercarme al pavimento, caliente a veces. Hoy, frío.

20.8.08



All we can do is keep breathing...

15.6.08



Existen monumentos dedicados al poder,

a la religiosa trascendencia del tiempo,

a la esperanza,

al miedo.

Existen grandes monumentos dedicados a casi cualquier cosa.

Hace años yo eregí uno enorme para el silencio. Un día, cuando niño, me prometí no usar las palabras más de lo estrictamente necesario. Parecía lo más sencillo y natural, y no entendí que esa era una combinación menos común de lo que podía siquiera imaginar: sencillo y natural.

No entendí muchas cosas acerca del silencio y, claramente, mi propósito se fue opacando entre los montones de palabras que dije por decir, sin querer queriendo.

Los silencios y los sonidos fueron adquiriendo nuevos significados y las relaciones entre ellos han cambiado en repetidas ocasiones.

Una vez el silencio fue un punto de partida. Me resistí a aceptar lo que decía el diccionario sobre el silencio, reduciéndolo a ser la ausencia de sonido, a depender de la inexistencia de algo más. No. El silencio era mucho más. Justo era el espacio generador, el origen del sentido, el planteamiento de una nueva posibilidad. El silencio una fuente. Se volvió fundamental darle su propio espacio y es que sólo así podría entender mi papel en el mundo y la visión de lo que me gustaría creer (y escuchar). El silencio me puso la responsabilidad encima: había que hacer que de él emanara algo sensato.

Y en otra ocasión, muchos años más tarde, el péndulo vino de vuelta. Decidí que siempre no era así (tal vez era demasiada responsabilidad). Rechazada la idea anterior, me di cuenta que la verdadera esencia del silencio tenía que ver con la satisfacción, con la plenitud. El silencio era una sala de descanso sumamente exclusiva a la que únicamente podrían acceder aquellos que hubieran construido, por medio de algún sistema de comunicación, una claridad tal que culminara finalmente en el silencio. Eso. El silencio como culminación. Bajo esta posibilidad, había que disponerse a hablar, claro y fuerte y decir todo, todito, todo lo que se pudiera a fin de no dejar ni un cabo suelto.

Pero evidentemente, hubo -y hay- muchos cabos sueltos, y esa etapa de reconfortante mudez es una aspiración sinsentido. Sólo sin la vida se puede estar exento de las palabras que la ordenen y le den sentido. En fin, esto no pretende ser un texto filológico que profundice en el valor de cada vocablo. Por el contrario, paradójicamente habla del silencio.

Y ya. Ni como punto de partida, ni como punto de llegada. Al menos no exclusivamente. Un comodín es el silencio, entre la reflexión y la euforia. Silencio camaleón que a veces dice todo y a veces sólo es un paso atrás antes de aventarse al vacío de los dichos.

¿Qué sentido batallar con la intermitente -e irremediable- presencia del silencio? ¿Qué sentido tener que asignarle una identidad estática a ese elemento errante que a veces es rabia y a veces introspección, que a veces muestra ignorancia y otras tantas certeza? ¿Para qué ponerle nombre a la eterna posibilidad?

Hoy usé el silencio para escuchar,

para encontrar qué decir,

para no gritar,

y también, por más de una razón,

para, simple y sencillamente, estar.

Hoy el silencio fue saliva quemante, abrumadora.

Fue hermosa contemplación.

y acaso también desesperación y desconsuelo.


Luego, con la llegada cuidadosa de la noche, el silencio fue como una multitud que gritaba su sonrisa.

Una sonrisa que para quien sabe entender, no es necesario mayor explicación.

12.6.08


Forestbed. Peter ParkeHarrison.


Creció un sueño bajo mi cama. En realidad fue un fenómeno casi imperceptible. Es la misma cama, en el mismo cuarto, en el mismo hogar. Pero resulta que un reciente amanecer me sorprendió con un sueño bajo el colchón. Un sueño de grandes y complejas ramificaciones, un sueño de dimensiones antrigravitacionales, un sueño pero sueño. Uno peculiar.

La pura idea me pareció sobrecogedora, aunque un tanto difícil de creer. ¡¡Un sueño en estos días de realidades!! y creciendo así?

Siguen los días y ahora cada noche el sueño me pasea y me dejo. Es un sueño abrazador y natural que huele a arboleda y a tierra mojada.

Alguna circunstancia lo plantó bajo mi cama y ahora crece.

Crece.

¿Cómo amanecerá mañana?

Sueño.

7.6.08



Alguien ya estuvo aquí.

Alguno pasó hace nada

y vio ésto antes, sorprendido.

Yo lo veo ahora: detrás de la roca, detrás de la arena, detrás del mar, detrás del mundo.

Alguien ya estuvo ahí antes.

Pero nadie, nadie, nadie estuvo aquí dentro antes.

Aquí desde donde yo lo veo. Aquí desde donde yo me lo llevaré. Aquí desde donde partirá un otro trayecto.

Aquí desde donde yo me iré para que uno más, por primera vez, descubra este lugar libre de huellas, libre.

Nadie más pisó esta estación como yo antes que yo, así que hoy se inaugura esta llegada.

Y todo lo de antes, hoy es nada. Porque todo lo de antes, ahora es sólo hoy.

Yo lo tomo con mis manos.

Como la primera vez, porque en efecto es, otra vez, la primera vez.

15.5.08



Gwailor, India.

India está tapizada de palacios, y la variedad es inconmesurable. No sólo de una región a otra sino de una época a otra, conviviendo en la misma región. En cada extremo de este complejísimo conjunto de naciones que es India, encuentras magnánimes construcciones que atestiguan la historia arquitectónica de aquellos maharajas y patrones. Libros y libros existen sobre la increíble riqueza de la arquitectura.

A mí me apasiona la pobreza de la arquitectura, y es curioso. Justo esa es una arquitectura más trasnacional. Encuentro diferentísimos los monumentos y palacios de Rajastan y los de Mesoamérica, los del norte de Africa y los del lejano oriente. Pero a veces, y eso es bastante común, las construcciones que encuentras hoy día ahí nomasito, atrás de los grandes monumentos y que es donde viven los miles que no festejan a sus reyes, es muy parecida en Ciudad Neza que en Gwailor, o en Beijing, en Egipto, o Sudán.