30.9.08



Está toda la explicación histórica de las tribus y sus necesidades y sus lazos a fin de sobrevivir. Cazaban y se protegían y luchaban juntos contra las inclemencias de la terrible y hermosa prehistoria.

y luego fueron cambiando poco a poquito y mucho a muchote. Hoy, como en el primer día, vivimos dentro de nuestras tribus. Y hay tribus que como feroces guerreros nos ayudan a cazar el cheque a fin de mes, y otras tribus con las que comemos los domingos en conjunto.

Hay tribus para echarnos porras de que nuestro peinado emo salió de lujo y para reafirmar que no estamos solos en nuestra terrible lucha frente al mundo de los punks.

Hay tribus que nos piden rezar y rezar.

Otras cuantas, se amarran a los árboles para evitar que deforesten. Unas más paran carreteras para que no les toquen sus derechos laborales de pacotilla, adquiridos gracias a formar parte de sindicatos magisteriales de pacotilla.

A mí díganme lo que quieran....

pero hoy con tribu o sin tribu, nomás quiero bailar.

Hoy soy un trapecio bailador.

8.9.08




Los Trapos que hay que Lavar...

Tintoretto en realidad no se llamaba así. Se llamaba Jacopo Comin pero resulta que su papá era tintorero y le tocó de apodo ser "el pequeño tintorero", o sea, Tintoretto.

Él nunca fue docto en las labores de mantener la ropita bien planchada y acomodada en su lugar. La dejaba hecha trizas y, eso sí, magistralmente manchada.

Lo suyo, lo suyo fue pintar de luz otra tela y lo hizo bien, loco, apasionado, encerrado en su estudio sin que nadie se acercara. Tintoretto lavó sus trapos con pintura, desde dentro. Los lavó de colores que siguen limpiecitos hasta hoy. Limpios y estudiados, andados, incomprendidos, alabados. Se dice de su obra que es la que cerró el Renacimiento.

La verdad la referencia del nombre va para otro lado. Tintoretto es el eje vial que pasa aquí nomasito, a unas cuadritas de mi casa. Uno que ahora transito más, con los pies.

Ahora decidí caminar. También un poco de bicicleta. A veces un taxi. De pronto Metrobús. Entonces bajo al metro.

Voy a lavar unos trapos. Unos trapos urbanos. Como peregrino de la ciudad voy a darme un tiempo para caminarla, no para apabullarme con el volante. El que era mi coche ahora es de otro.

Yo voy a caminar para lavar unos trapos, unos enojos de tráfico, una desesperación de estacionamiento, un desencanto de encierro.

Voy a acercarme al pavimento, caliente a veces. Hoy, frío.