31.1.09



Hace unos días amanecí con dos noticias en la radio:

Un hombre de cincuenta y tantos años asesinó con su escopeta a sus 5 hijos y a su esposa antes de suicidarse en un suburbio en alguna ciudad del estado de California. Dejó una carta argumentando que lo hacía por la crisis económica.

En el mismo estado, ese mismo día, una mujer dio a luz a octillizos... El padre estaba sorprendido "nos habían dicho que iban a ser nomás siete!!!" Supongo que el octavo ORA SI le sorprendió. El vocero de los 46 doctores que atendieron el parto dijo que de momento todo estaba estable y que esperaban a ver cómo se iba desarrollando el estado de salud de las 2 niñas y 6 niños: ocho hijos en la camada del señor y la señora "Smith" (sus nombres no han sido revelados).

El mundo loco como un andén.

25.1.09



En un mismo día me recogieron tarde, se cayó un vaso de agua de mango en mi computadora, luego el agua de jamaica en mis zapatos. A la hora de comer, la mesa donde me senté no estaba fija y se me volteó toda la comida encima.

La persona a quien iba a visitar acabó hospitalizada y apenas la vi.

Se descompuso el internet y el agua del hotel no salió caliente.

Me recriminaban mi mala suerte.

...pero yo sabía que el karma hace lo suyo.

Al día siguiente en plena Reserva de la Biósfera del Triunfo salimos a caminar. Ibamos en busca de aves con la pura esperanza de que alguno apareciera por ahí. La verdad es que aún faltaban un par de meses para la temporada alta.

En una sola mañana vimos 8 pavones y 2 quetzales, aparte de otras tantas aves menos ilustres y un innumerable número de helechos. El cielo se abrió e inclusive llegamos a ver el mar desde uno de los miradores.

Ismael, el guardabosques, estaba bastante impactado. "Un par de días antes de que ustedes llegaran, se fue un investigador que llevaba 2 semanas aquí y no vio ningún pavón."

Yo, con mis pies oliendo a jamaica, mi sudadera oliendo a sopa de letras y mis ojitos llenos de quetzal, sólo podía agradecerle al Triunfo.