La foto me resulta hermosa por varios lados: por su composición, por los temas que sugiere, por su pié de página..
La he visto varias veces (pues mi velocidad de visita a Credulandia es superior a tu velocidad de publicación) y cada vez me provoca cosas distintas. Tres ideas:
- Amanecer. No importa cuán terrible ha sido la noche, siempre amanece. O bien, es increíble verificar que finalmente amanece después de una noche terrible.
- Estamos separados. No importa cuanto hagamos, en la naturaleza humana se impone la necesidad de separarnos, de alambrar, de distinguirnos. Es más común ponerle púas al vecino que lo contrario.
- Desalambrar. Ahora en el viaje nos topamos con un chileno en una magnífica playa olvidada de la costa caribeña de Costa Rica, muy cerca de Panamá. Nos contó historias muy fuertes de la subida de Allende, la caída de Allende, la subida de Pinochet. Nos contó de el ideal que tenían en ese entonces como jóvenes, acaso demasiado ingenuos. En un momento de la charla dice: "Eramos unos niños, ¡por dios! Creíamos que sólo se trataba de desalambrar. De encontrarnos, de hacernos iguales entre nosotros. Estábamos equivocados. Fué terrible lo que ocurrió a la gente de nuestra generación. ¡Si sabré yo, y todos mis amigos, lo que es vivir con miedo! ¡Miedo de que te saquen de la casa en la madrugada, mientras duermes, te arrastren sobre piedras y te revienten un revólver en la cara después de haberte torturado hasta desangrarte, y de que tu cuerpo nunca aparezca porque fue arrojado al océano!
Desalambrar. ¿Qué tan viable? ¿Qué tan ingenuo?
Desalambrar, esa es acaso una de las apuestas de Credulandia.
1 comment:
Pablo:
La foto me resulta hermosa por varios lados: por su composición, por los temas que sugiere, por su pié de página..
La he visto varias veces (pues mi velocidad de visita a Credulandia es superior a tu velocidad de publicación) y cada vez me provoca cosas distintas. Tres ideas:
- Amanecer. No importa cuán terrible ha sido la noche, siempre amanece. O bien, es increíble verificar que finalmente amanece después de una noche terrible.
- Estamos separados. No importa cuanto hagamos, en la naturaleza humana se impone la necesidad de separarnos, de alambrar, de distinguirnos. Es más común ponerle púas al vecino que lo contrario.
- Desalambrar. Ahora en el viaje nos topamos con un chileno en una magnífica playa olvidada de la costa caribeña de Costa Rica, muy cerca de Panamá. Nos contó historias muy fuertes de la subida de Allende, la caída de Allende, la subida de Pinochet. Nos contó de el ideal que tenían en ese entonces como jóvenes, acaso demasiado ingenuos. En un momento de la charla dice: "Eramos unos niños, ¡por dios! Creíamos que sólo se trataba de desalambrar. De encontrarnos, de hacernos iguales entre nosotros. Estábamos equivocados. Fué terrible lo que ocurrió a la gente de nuestra generación. ¡Si sabré yo, y todos mis amigos, lo que es vivir con miedo! ¡Miedo de que te saquen de la casa en la madrugada, mientras duermes, te arrastren sobre piedras y te revienten un revólver en la cara después de haberte torturado hasta desangrarte, y de que tu cuerpo nunca aparezca porque fue arrojado al océano!
Desalambrar. ¿Qué tan viable? ¿Qué tan ingenuo?
Desalambrar, esa es acaso una de las apuestas de Credulandia.
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